El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no recomendó que la estación del tren de pasajeros México–Querétaro–Irapuato se ubique ni en la antigua estación del ferrocarril ni en la zona de Hércules, debido al deterioro estructural de los inmuebles y a la alta concentración de monumentos históricos protegidos por decreto presidencial.
Durante una mesa técnica organizada por el Colegio de Ingenieros Civiles de Querétaro, la investigadora del INAH, Yanet Lezama, explicó que ambas zonas presentan riesgos tanto por la antigüedad de sus construcciones como por su ubicación dentro de áreas con declaratoria de protección patrimonial, lo que limita cualquier tipo de obra de gran escala.
“El Centro Histórico de Querétaro cuenta con una declaratoria presidencial desde 1981 que abarca cuatro polígonos de protección. En ellos se concentran los principales inmuebles históricos del municipio, construidos entre los siglos XVIII y XIX. Toda intervención en estas áreas requiere la supervisión directa del INAH”, precisó Lezama.
La especialista detalló que en estas zonas se concentran alrededor de mil 400 monumentos históricos catalogados, y el instituto mantiene un registro de más de mil 700 inmuebles con valor patrimonial.
En el caso de las vías ferroviarias, el INAH ha realizado un análisis detallado de la ruta por la que ingresaría el tren al estado, con el fin de identificar los inmuebles que podrían resultar afectados. Se estableció una franja de influencia de 70 metros a cada lado de las vías, dentro de la cual se localizan al menos 15 monumentos que requieren especial atención, como la Casa del Faldón y el templo de San Sebastián.
Asimismo, en la zona sur de la capital persisten las ruinas de la estación de Chiltepec y un puente del siglo XVIII, actualmente en proceso de evaluación para determinar su conservación.
En cuanto a la infraestructura existente, la investigadora señaló que tanto la estación de Hércules como la antigua estación de Querétaro presentan fracturas y daños estructurales provocados por el paso de trenes de carga, por lo que no son seguras para su reutilización dentro del nuevo proyecto ferroviario.
“Nos preocupa que el nuevo tren pudiera agravar los daños en muros y cimentaciones. Hemos hecho recomendaciones puntuales para que se valore el impacto antes de cualquier intervención”, indicó.
El INAH también advirtió que ambas zonas carecen de vialidades adecuadas para recibir un flujo constante de pasajeros y transporte, lo que podría generar problemas de movilidad y afectaciones urbanas.
Finalmente, Lezama informó que el instituto continúa con la actualización de su catálogo de inmuebles históricos mediante geolocalización, con el objetivo de precisar el estado actual de conservación de los edificios y fortalecer la coordinación interinstitucional para su protección.
