Por Andrés Garrido del Toral/Luis Gabriel Osejo
Fotos: Especiales
Mi infancia en el centro de Querétaro está llena de recuerdos en el callejón Matamoros con los Villalpando, o con mi ‘pandilla’ del Jardín Guerrero patinando o jugando ‘futbolito’. Jugando a las escondidas o a los vaqueros en el Jardín Obregón (así conocí al ahora Zenea). Pero también de nuestras ‘escapadas’ al Cine Plaza (‘llevábamos un palo para espantar las ratas’ recuerdo que me dijo el contador Fernández de Jáuregui) y al cine Alameda. Como niño para ver los carteles con mujeres desnudas (siempre cubierto su pubis y sus senos con marcador negro) y luego como adolescente buscando entrar engañando a la taquillera y a los ancianitos que a la entrada pedían el boleto. -¿Cuántos años tienes? Preguntaba la señora de trenzas largas siempre tejiendo en la entrada del Alameda. -18 le respondía yo a los 15 años. Pero a mí y a mi generación de ochenteros nos tocó ver el declive o los últimos latidos de esos dos cines que aferrados a las películas eróticas (Emanuel en París o en Roma o Garganta Profunda) pretendían volver a sus viejas glorias.
Habla, o mejor dicho, escribe el Doctor Andrés Garrido del Toral:
Cine Plaza
El Querétaro de antaño vivió una época de esplendor del séptimo arte.
A lo largo de 33 años, el Teatro Plaza, conocido como Cine Plaza, vio pasar a toda una generación de queretanos seducidos ante los encantos de divas como Elizabeth Taylor y Sophia Loren, que se emocionaban con escenas míticas como la del mar abriéndose en “Los diez mandamientos” o las épicas batallas de “Ben-Hur”.
Inaugurado en 1947, el Cine Plaza era el cine más lujoso de Querétaro. Se ubicaba sobre la Calle de Corregidora, entre 5 de Mayo y 16 de Septiembre, frente al Jardín Obregón, hoy Zenea.
El cine era muy lujoso, había un lobby hermoso de mármol, una Diana cazadora y una luz que le daba un ambiente muy especial, el cielo tenía estrellas.
Fue en este sitio donde se exhibieron muchas películas, sobre todo ya al final mexicanas
Ahí surgieron también algunos negocios, por ejemplo Las Tortugas, que es el negocio de Manuel Cisnel, que todavía prevalece media cuadra arriba en donde está la tienda Del Sol, ahí comenzó Cisnel su venta de tortas en un carrito, en la esquina de 5 de Mayo y Corregidora, donde se encontraba el cine.
Este edificio neoclásico en su tiempo fue un referente de la ciudad y el gobierno de Rafael Camacho Guzmán, que fue tan cuidadoso en el rescate de algunas viejas construcciones y sitios antiguos de Querétaro, no tuvo empacho en permitir que se derribara el Teatro Plaza, arguyendo que era un edificio neoclásico que tenía menos de medio siglo de edad y que por lo tanto no estaba protegido, preservado, por los reglamentos, y leyes del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Cine Alameda
El 11 de octubre de 1946, se abren las puertas del Teatro Cine Alameda frente al Jardín Guerrero y las calles de Allende.
Aunque parecía parada la obra, estaban trabajando al interior para ofrecer al público una sala de espectáculos tan buena o mejor que las de otros teatros del centro de la república. Está decorado con terciopelos, azulejos, candiles forjados y espejos a colores iluminados con luz indirecta. Es la primera edificación de toda esta serie de progresos iniciados en la ciudad que se concluye y se inaugura y viene a cubrir una necesidad apremiante, ya que Querétaro no contaba con un coliseo de primera clase que respondiera a la afición y honesto esparcimiento. El hombre de empresa, don Luis R. Montes, recibe felicitaciones por este logro.
Fue inaugurado por el gobernador Agapito Pozo el 11 de octubre de 1946 y el evento principal estuvo a cargo de doña María Victoria (‘despacito…despacito’) y el extraordinario ventrílocuo Paco Miller.