Bienvenidos a la LXI Legislatura del Congreso de Querétaro, también conocida como el Club de los 25, donde la mayor hazaña de los diputados hasta ahora ha sido… cobrar la primera quincena. ¿Legislar? Bueno, eso es un lujo que todavía no se han permitido. Parece que, entre darse los buenos días y calentar su curul, lo único que está en movimiento en esta legislatura es la cuenta bancaria de nuestros estimados representantes.
Por si usted no ha estado al tanto, el PAN, con sus inseparables aliados, suma 12 diputados. Pero enfrente tienen a MORENA y compañía, que no se quedan atrás con 13. ¿Resultado? Un empate técnico digno de cualquier partido de fútbol aburrido. Y aquí viene lo bueno: todos están en la caza del “diputado bisagra”, esa alma noble o descarada (según se vea) que inclinó la balanza hacia los morenistas. ¿Será el Judas de la película o solo un oportunista astuto? Nadie lo sabe aún, pero todos lo sospechan.
Lo cierto es que nuestros diputados, entre acusaciones mutuas de parálisis y señalamientos cruzados de incompetencia, están a punto de romper la ley. Sí, así como lo lee. De acuerdo con el reglamento, deberían sesionar dos veces al mes, pero la realidad es que lo único que sesionan son sus siestas. No hay comisiones formadas, y sin comisiones, pues no hay iniciativas. Sin iniciativas, adivine qué pasa… ¡Nada! Literalmente nada. Y así, el ciclo de la inoperancia sigue su curso.
Algunos dirán que la culpa es de MORENA, otros que el PAN es el gran villano, pero en el fondo todos sabemos la verdad: la parálisis legislativa no es más que un reflejo del estado político de Querétaro. Todo está detenido, congelado. Como si nadie quisiera hacer olas en la piscina por miedo a mojarse. Así que, mientras los ciudadanos seguimos esperando, nuestros diputados parecen estar más cómodos en su siesta legislativa. Porque, claro, ¿quién necesita legislar cuando se puede cobrar por no hacer nada?
En fin, sigamos esperando a que, por fin, alguien decida levantarse de su siesta y mover una pieza en este ajedrez legislativo. Mientras tanto, querido lector, no se preocupe, que aquí seguiremos reportando sobre este espectáculo de inacción, con palomitas en mano.
Hasta la próxima siesta.
