La tensión política en Corea del Sur se intensificó este miércoles tras la presentación de una moción parlamentaria para destituir al presidente Yoon Suk-yeol, impulsada por el Partido Demócrata (PD) y cinco formaciones opositoras. La medida surge después de que Yoon declarara y revocara la ley marcial en menos de 24 horas, una acción calificada por sus críticos como una violación de la Constitución.
La moción, respaldada por 192 diputados, será votada en los próximos días, requiriendo al menos 200 votos de los 300 escaños para suspender al mandatario. Este proceso podría dejar a Yoon sin funciones mientras el Tribunal Constitucional decide en un plazo de hasta 180 días si ha infringido la Carta Magna.
La oposición, que controla la Asamblea Nacional, revocó la ley marcial apenas seis horas después de su promulgación. Además, algunos miembros del Partido del Poder Popular, el propio partido de Yoon, han expresado críticas hacia la decisión presidencial, aumentando su aislamiento político.
Manifestantes y sindicatos han exigido la renuncia inmediata de Yoon, con protestas frente al Parlamento y la amenaza de una huelga indefinida por parte de la Confederación Coreana de Sindicatos. En paralelo, el PD acusa a Yoon de liderar una «rebelión interna» y de cometer delitos de sedición al desplegar tropas alrededor del recinto legislativo durante la vigencia de la ley marcial.
La crisis ha dejado al presidente surcoreano en una posición vulnerable, mientras el país enfrenta una escalada en las protestas sociales y el deterioro de la estabilidad política.