En una contienda interna marcada por una notable abstención, Jorge Romero, diputado federal con licencia y ex delegado en Benito Juárez, emergió como el candidato líder del Partido Acción Nacional (PAN) rumbo a la elección presidencial. La Comisión Organizadora del proceso informó que, con el 89.8% de los votos computados, Romero obtuvo cerca de 95 mil votos, lo que representa el 79.9% del total. Sin embargo, solo votaron 118 mil 552 de los 302 mil miembros registrados, una participación de apenas el 35%.
Romero destacó la importancia de esta elección en su discurso de victoria: «Somos el único partido que renovó su dirigencia con el voto de su militancia». También enfatizó su compromiso de lograr la unidad del partido, declarando: “Mientras más nos subestimen, más vamos a ganar. Nos vamos a matar por estar en la calle, así vamos a ganar”.
Por su parte, Ana Teresa Aranda, presidenta de la Comisión Organizadora, subrayó que la participación “no estará por debajo del 40%”, a pesar de la abstención. Además, Fernando Rodríguez Doval, miembro del equipo organizador, explicó que los estatutos del PAN no exigen un mínimo de participación para validar la elección del nuevo dirigente.
En segundo lugar, con el 20% de los votos, quedó Adriana Dávila, quien cuestionó la legitimidad del proceso y lamentó el alto nivel de abstencionismo. “El mensaje de abstencionismo de nuestros militantes es claro: las cargadas no entusiasman. Las almas no se mueven con dinero, sino con ideas y conductas dignas de ser imitables”, expresó.
La baja participación plantea un desafío significativo para la dirigencia de Romero, quien celebró junto a sus simpatizantes y delineó una estrategia de mayor cercanía con la militancia. Este panorama abre el debate sobre los retos internos del PAN y su capacidad de atraer a su base en futuras elecciones.