La Fuente de Neptuno, ubicada en el emblemático cruce de Madero y Allende, es uno de los monumentos más fotografiados de Querétaro. Aunque la escultura que adorna su pileta es una réplica en bronce, su imponente diseño y rica historia la convierten en un símbolo del Centro Histórico.
La estatua original, labrada en cantera rosa por el escultor Juan Izguerra en 1797, estaba destinada a decorar la huerta del antiguo convento de San Antonio, donde hoy se encuentra el Jardín de la Corregidora. En 1908, tanto la fuente como el mercado que rodeaba al convento fueron trasladados para dar paso al Monumento a la Corregidora, inaugurado en 1910 como parte de los festejos del Centenario de la Independencia.
Posteriormente, la fuente fue colocada en su ubicación actual, diseñada en estilo neoclásico por el arquitecto celayense Francisco Eduardo Tresguerras. Bajo el arco de su pileta, Neptuno sostiene un tridente en la mano derecha y la cola de un pez en la izquierda, rodeado por olas que evocan el dinamismo del mar.
Sin embargo, la historia de la fuente no ha estado exenta de desafíos. Según registros del INAH, la escultura original sufrió actos de vandalismo que llevaron a su restauración y resguardo en la Delegación del Centro Histórico, ubicada en el Jardín Guerrero. La réplica en bronce, realizada por el escultor Abraham González, tampoco se salvó de los daños: fue decapitada en una ocasión, aunque posteriormente reconstruida.