En un inquietante suceso que ha captado la atención de México y el mundo, un reto viral conocido como «El que se duerma pierde» ha llevado a siete adolescentes a ser hospitalizados por intoxicación. Este desafío, que se ha popularizado en plataformas como TikTok, implica el consumo de medicamentos para dormir con el objetivo de resistir el sueño más que los demás participantes, una práctica que no solo desafía la lógica de la seguridad personal sino que también ha puesto en alerta roja a las autoridades de salud.
Este juego peligroso ha sido responsabilizado por al menos 20 casos de intoxicación en el último mes en México, revelando un preocupante aumento en la influencia de los retos virales sobre la juventud. La Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) han emitido alertas sobre los graves riesgos que conlleva este reto, que incluye síntomas desde somnolencia y mareos hasta problemas respiratorios graves y potencialmente el coma.
Los medicamentos involucrados, como el clonazepam, son ansiolíticos controlados que, sin una prescripción y supervisión médica, pueden resultar extremadamente dañinos. Estos fármacos, que normalmente se usan para tratar condiciones como la ansiedad o las convulsiones, están siendo mal utilizados en un juego que no solo trivializa su potencia sino que también ignora los efectos secundarios serios, incluyendo la posibilidad de adicción o una sobredosis accidental.
Las reacciones en las redes sociales, según se observa en X, varían desde la incredulidad por la irresponsabilidad involucrada hasta peticiones de acción más contundente por parte de las autoridades y las plataformas digitales para prevenir la difusión de tales desafíos. La Cofepris y otras entidades han intensificado sus campañas de concientización, instando a padres, educadores, y a la misma juventud a entender los riesgos asociados con estos comportamientos.
Este reto viral es un claro ejemplo de cómo las tendencias en redes sociales pueden cruzar la línea de la diversión inofensiva hacia territorios de peligro real y tangible. La historia de estos siete adolescentes intoxicados no solo es un llamado de atención sobre la necesidad de una mayor educación digital y de salud, sino también una reflexión sobre la responsabilidad que conlleva la influencia en plataformas como TikTok, donde la búsqueda de fama viral puede llevar a consecuencias trágicas. Este fenómeno subraya la urgencia de un enfoque proactivo en la educación sobre los peligros de seguir ciegamente las tendencias de internet, promoviendo una cultura de seguridad y bienestar digital.