Por Luis Gabriel Osejo
#ActoresyEscenarios
Hay cambios en el gabinete que son fáciles de explicar. Se entienden.
Sale Fernando González Salinas, el funcionario más ‘golpeado’ de esta y de muchas administraciones, por el tema de ‘Paseo 5 de Febrero’. Aunque, en su defensa hay que decir que el sólo seguía órdenes, fue la cara de esa controvertida construcción.
La llegada de Pio X Salgado, no era tan difícil de leer. Era, hasta hace unas horas, el auditor privado de 5F. Amigo cercano, cercanísimo de Sergio Chufani, uno de los constructores más importantes de Querétaro, a quien le habían ofrecido también el puesto desde el arranque de la administración. Se entiende.
Se entiende la llegada de Mauricio Herbert a la secretaría particular del gobernador. Es más, el gobernador se había tardado en regresarlo a la administración. En Corregidora había sido su leal y esforzado secretario. Algo pasó que no llegó con él a la Casa de la Corregidora. Quizá porque su hermana, Marcela, se había quedado en la secretaría de Cultura. Se entiende.
Pero el traspaso que hace el gobernador en la secretaría técnica, no se entiende, aún. Antonio Romero Altamirano, el ‘ex’ había operado muchas de las cosas que hoy vemos e la superficie. Candidatos, congreso, municipio de Querétaro, etc. Además de ser el puente entre la Casa de la Corregidora y el Centro Cívico de Felifer.
Llega en su lugar Carlos Herrerías, antes secretario particular del gobernador, con lo que el gobernador fortalece su circulo de confianza. Más.
¿A dónde va Romero?. ¿Por qué su salida del círculo?. No estuvo en la conferencia de prensa en la que se anuncio su relevo.
