De Carnitas, de salchicha, milanesa o de queso de puerco, frías, con la grasita del chorizo y un agua de horchata, Las Tortugas Loncheria en el andador 16 de septiembre, ha servido este manjar por más de 60 años.
Acá la historia
Tomado del muro del Cronista de Querétaro
Personajes Queretanos
Manuel Cisnel Armendáriz
Las incomparables Tortugas
Nació el 1 de junio de 1926 -otros dicen que en 1929-, en esta noble ciudad de Santiago de Querétaro, en la casa de balcones floridos que está en contra esquina del Teatro de la República, como si el destino le indicara que lo suyo sería Sevilla y los toros. El 2 de diciembre de 1956 se establece con un puesto semifijo en la hoy intersección de 5 de Mayo y Corregidora, en las afueras del Cine Plaza, apenas inaugurado en 1949 por el gobernador Agapito Pozo Balbás. Antes de esto, dicen que anduvo aprendiendo el oficio de las tortas en la Ciudad de México, donde también fue panadero, afanador y empleado de cervecerías, y de donde regresó para abrir el negocio más famoso y tradicional de esta rama gastronómica, ya casado con la señora Úrsula Ortega y contando con sus tres primeros hijos.
El éxito llegó pronto, porque descubrió que el queretano salía a hacer compras y no tenía un lugar informal dónde consumir comida rápida, antojitos, pues, que sumado a la receta de su salsa guardada rigurosamente en secreto, se convirtió en un lugar de referencia para chicos y grandes, pese a que en el cercano Mercado Escobedo vendían tacos y tortas, pero con carnitas, bolillo y salsa, faltando los elementos de don Manuel Cisnel, como son mayonesa, crema, jitomate, cebolla y mostaza, amén de su grasita de chorizo y la inconfundible salsa que no pica pero cómo da sabor, sabor que hasta la fecha es explotado por hijos, hijas, yernos, nueras y nietos en establecimientos familiares.
Después de un año, las autoridades le quitan el permiso para vender afuera de El Plaza y se cambia al lugar establecido donde hasta hoy permanece la lonchería Las Tortugas, en el andador 5 de Mayo, justo en el local que por más de cien años ocupó un peluquero.
Al principio, don Manuel rentó el local a una señora de apellido Camacho, pero desde hace mucho tiempo es de la familia Cisnel Ortega.
Ahí lleva la friolera de sesenta años de servir al queretano y hasta a turistas, pudiendo encontrar este cronista a profesionistas, políticos y burgueses, que se voltean para que los andantes no los vean degustando de dos y hasta tres tortas, que antes solamente eran de un solo elemento y ahora las puedes campechanear. También las aguas de tamarindo, guayaba, horchata y jamaica se pueden pedir en presentación chica o grande.
Don Manuel fue taurino de toda la vida, admirador número uno de El Cordobés y de Manolo Martínez, con quienes convivió y llevó amistad, cultivada en no pocas tardes y noches de puro, cigarrillos y cognac. Su negocio y su sala están atiborrados de trofeos de la tauromaquia que le brindaron sus amigos toreros, junto con fotografías donde aparece don Manuel con políticos y estrellas de cine y de la fiesta brava, siempre con su eterno Raleigh en la mano. Desde entonces se convirtió en promotor de la fiesta, participando activamente en el lejano 1962, en corridas improvisadas en la calle de Próspero C. Vega, demandando la construcción de una plaza de toros digna de Querétaro, como lo fue la Plaza “Santa María”, a partir de 1963.
Siempre, hasta muy avanzada edad, lo vimos abriendo personalmente su negocio, vestido con su delantal y abajo sus pantalones grises, camisa blanca y chamarra café, adelantándose a la moda que más tarde iban a imponer bonaerenses y catalanes.
Andrés Garrido del Toral
Extracto de Querétaro en el siglo XX
Personajes de la vida cotidiana Tomo II.
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La ciudad está repleta de rinconcitos gastronómicos donde hacer una pausa en el día, ya sea para desayunar, comer o cenar.
