Las tensiones en Medio Oriente alcanzan un nuevo pico mientras los tanques israelíes irrumpen en el corazón de Rafah, en la Franja de Gaza, este martes. Este movimiento se produce en medio del reconocimiento del Estado de Palestina por parte de Irlanda, España y Noruega, desatando la ira de Israel, que lo considera una «recompensa» para Hamas, el movimiento islámico que gobierna en Gaza. La escalada de violencia ha sido objeto de condenas internacionales, especialmente tras un bombardeo israelí en un campo de desplazados en Rafah, que dejó 45 muertos y 249 heridos.
El reconocimiento del Estado de Palestina por parte de España, Irlanda y Noruega lleva el total de países que lo respaldan a 145, aunque la mayoría de las potencias occidentales aún se abstienen. El primer ministro español, Pedro Sánchez, argumentó que este reconocimiento es crucial para alcanzar la paz en la región y representa una cuestión de justicia histórica para el pueblo palestino. Sin embargo, Israel ha rechazado esta medida, acusando a España de complicidad en la incitación al odio contra el pueblo judío.
Mientras tanto, la situación humanitaria empeora en Rafah, con un millón de civiles huyendo desde el inicio de la operación terrestre israelí en mayo. La Unrwa denuncia la difícil tarea de prestar ayuda en la zona, calificándola de «casi imposible». En medio de llamamientos internacionales a una investigación transparente sobre el reciente bombardeo en Rafah, la ONU se prepara para una reunión de urgencia, señalando el peligro que representa la escalada de violencia para las negociaciones de paz y la liberación de rehenes en la región.