La lucha por la Independencia de México, que comenzó el 16 de septiembre de 1810 con el “Grito de Dolores”, tuvo como líder principal a Miguel Hidalgo y Costilla. Este sacerdote guanajuatense convocó a miles de personas a levantarse contra el dominio español, convirtiéndose en el rostro más emblemático del inicio del movimiento. Junto a él, el militar Ignacio Allende, nacido en San Miguel el Grande, apoyó la causa insurgente, destacando en la toma de la Alhóndiga de Granaditas y la victoria en el Monte de las Cruces. A pesar de su valor, fue capturado y ejecutado en 1811.
Con la muerte de Hidalgo, el mando insurgente fue asumido por otro sacerdote, José María Morelos y Pavón, quien logró avanzar el movimiento al declarar formalmente la independencia en el Congreso de Chilpancingo en 1813. Tras la muerte de Morelos, el liderazgo recayó en Vicente Guerrero, un valiente militar que continuó la lucha hasta 1821. Durante esta etapa, Agustín de Iturbide, un militar realista que inicialmente combatió a los insurgentes, se unió a la causa independentista con el histórico Abrazo de Acatempan y proclamó el Plan de Iguala.
Finalmente, la independencia se consumó con la entrada del Ejército Trigarante en la Ciudad de México en 1821, sellando el fin del dominio español. Iturbide fue nombrado emperador de México en 1822, aunque su reinado duraría menos de un año. Estos personajes no solo lideraron batallas, sino que dejaron una huella imborrable en la historia del país, forjando el camino hacia una nación libre y soberana.