Aunque el presidente no profundizó en detalles, es conocido que la relación entre México y Estados Unidos ha atravesado momentos de tensión, especialmente en lo que respecta a la Reforma Judicial y los derechos humanos. Estas áreas han sido puntos sensibles en el diálogo bilateral, y aunque AMLO no mencionó explícitamente los recientes desencuentros, es evidente que la relación entre ambos países sigue siendo compleja.
Las tensiones han sido especialmente notables en discusiones sobre el respeto a la independencia judicial y la protección de los derechos humanos, temas que Estados Unidos ha puesto bajo la lupa en el contexto mexicano. La gestión de estas diferencias será crucial en los últimos meses de la administración de López Obrador, ya que podrían influir en la dirección futura de la política exterior mexicana, así como en las relaciones comerciales y de cooperación en seguridad con su vecino del norte.