Por: Mariana Hernández
Fotografías y Video: Will Muñoz y Ricardo Acosta
Descubrió su pasión por el servicio público desde la adolescencia. A los 17 años, María se unió a su primera campaña política. «Siempre tuve el gusanito de involucrarme», confiesa. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), pero fue su incursión en proyectos juveniles lo que definió su camino. Un consejo de su abuela materna —figura inspiradora en su vida— la impulsó a tomar riesgos: «Este es el momento para probar y decidir si es lo tuyo», que nos confiesa es de los consejos que le han cambiado la vida.
Aunque reconoce los avances en paridad de género, María admite que ser joven y mujer en la política implica desafíos constantes. «Hay que demostrar que estás ahí por mérito, no por casualidad», señala. El escrutinio suele ser mayor para las mujeres, y las oportunidades, más difíciles de obtener. Sin embargo, cree firmemente en la capacidad de transformar el entorno desde la acción y el compromiso.
Para María, el verdadero éxito de las mujeres en espacios de decisión se mide por su capacidad de abrir puertas a otras. «No basta con estar aquí; debemos preguntarnos cómo mejorar la vida de quienes no tienen voz», reflexiona. Su meta no es sólo ocupar un lugar en la política, sino generar cambios que impacten positivamente a la sociedad y fomenten la igualdad de oportunidades.
