Por: Mariana Hernández
Foto: Demian Chávez
Video: Will Muñoz y Ricardo Acosta
Con una carrera de más de tres décadas en la UAQ, Amaya destaca no sólo por su visión académica, sino por su compromiso con la inclusión y el equilibrio entre la vida profesional y personal.
Hace un año, Silvia Amaya asumió el reto de liderar la UAQ, una institución con raíces históricas que se remontan a 400 años de educación jesuita en Querétaro. Su primer año, lo describe como una etapa para “sentar las bases” de proyectos prioritarios. Entre sus experiencias más gratificantes está redescubrir la universidad: desde sus 13 campus hasta la diversidad de vocaciones académicas y culturales que albergan. “Ver toda la riqueza de actividades que realizamos me ha motivado a seguir trabajando por nuestra comunidad”, afirma.
Los desafíos económicos son inevitables. Amaya reconoce que el presupuesto limita ciertas metas, pero enfatiza la importancia de la gestión colaborativa: “Buscamos aliados que sumen a nuestro proyecto”. Su visión a mediano plazo es consolidar a la UAQ como referente nacional e internacional, potenciando el reconocimiento de sus investigadores y egresados. “Queremos que quienes ingresen aquí encuentren un espacio para cumplir sus sueños profesionales”, subraya.
Uno de los pilares de su gestión es fortalecer programas de apoyo a mujeres y padres solteros. La UAQ cuenta con BIUAQ, una estancia infantil que ofrece cuidado integral a hijos de estudiantes, docentes y administrativos. Además, otorga becas específicas para madres y padres que equilibran estudios con responsabilidades familiares. “Estos espacios evitan que la maternidad o paternidad sean un obstáculo para el crecimiento académico”, explica Amaya, quien anuncia planes para expandir estos servicios a más campus.
Como mujer en un cargo de alto impacto, Silvia Amaya destaca la importancia del equilibrio. Madre de dos profesionistas, comparte: “El reto es no sacrificar ningún rol, sino organizarse con apoyo familiar”. Su consejo para las mujeres con agendas demandantes es claro: “Formen equipos en casa, deleguen tareas y prioricen su salud física y mental. Los sueños no se limitan; se adaptan”.
Para Amaya, la UAQ es un “espacio de libre expresión y diversidad”, donde se forman ciudadanos críticos y comprometidos. “Aquí caben todos, y juntos construimos un futuro para Querétaro y México”. Con una sonrisa, concluye: “La educación no sólo transforma vidas; transforma sociedades”.