A finales del siglo XVIII, la Casa de la Corregidora funcionó como residencia y oficina de los corregidores de Querétaro, convirtiéndose en la cuna de las conspiraciones del movimiento de independencia. En sus salones se llevaron a cabo las “reuniones literarias” presididas por la Corregidora Doña Josefa Ortiz de Domínguez.
Este edificio histórico del centro de la ciudad de Querétaro, localizado en el lado norte de Plaza de Armas, recibió a varias figuras, tales como Agustín de Iturbide, quien una vez vencida la resistencia española despachó en esta casona, y al presidente de la República, José María Iglesias, quien en 1876 instaló su gobierno, por lo que durante un periodo sirvió de Palacio Nacional.
En 1867, Maximiliano de Habsburgo varias veces discutió ahí con sus generales los problemas de estar sitiados y condecoró a los distinguidos en campaña. Actualmente, este inmueble es Palacio de Gobierno.
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