Fundada en 1542 bajo el nombre de San Miguel el Grande, esta ciudad guanajuatense ha sido testigo de siglos de historia y transformación. Su nombramiento como ciudad en 1826 marcó un hito en su desarrollo, consolidando su importancia en la región. Durante los siglos XVIII y XIX, San Miguel de Allende se convirtió en un próspero centro económico, gracias a su estratégica ubicación en una de las principales rutas comerciales de la época. La explotación de los ricos yacimientos mineros de Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas impulsó su crecimiento, convirtiéndola en un punto de encuentro para comerciantes y viajeros.
Su papel como centro de intercambio comercial y su cercanía a las minas de plata la convirtieron en un lugar clave para el abastecimiento de las poblaciones de la región. La riqueza generada por esta actividad económica se reflejó en la construcción de imponentes edificios y en el desarrollo de una vida social vibrante.
Hoy en día, San Miguel de Allende conserva su encanto colonial y es uno de los destinos turísticos más populares de México. Su rica historia, su arquitectura colonial y su ambiente artístico la han convertido en un lugar único y fascinante.
