Los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá condenaron los ataques contra la democracia brasileña y el traspaso pacífico del poder. Esto luego de que miles de partidarios del expresidente brasileño Jari Bolsonaro, que se niegan a aceptar su derrota electoral, tomaron por asalto el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y el palacio presidencial.
A través de un comunicado conjunto, expresaron su apoyo a la República Federativa de Brasil en la salvaguarda de sus instituciones democráticas, señalando que sus gobiernos apoyan la libre voluntad de las personas de Brasil.
En una conferencia de prensa desde el estado de Sao Paulo, Lula acusó a Bolsonaro de alentar el levantamiento de quienes calificó de “fanáticos fascistas”, y leyó un decreto recién firmado para que el gobierno federal asuma el control de la seguridad en el Distrito Federal.
