El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reconoció en su conferencia de prensa que tuvo que recurrir a las fuerzas armadas para garantizar la seguridad del país, pese a haberse definido previamente como civilista-juarista. El mandatario admitió que encontró un país en una situación catastrófica debido a la corrupción y que, sin el apoyo del Ejército y la Marina, no habría podido enfrentar los problemas de seguridad. Aun así, enfatizó que no hay más violencia hoy que en administraciones pasadas, pero reconoció que el número de homicidios sigue siendo un desafío importante para su gobierno.
En relación con su cambio de postura respecto a la participación de las fuerzas armadas, López Obrador explicó que el Ejército y la Marina son pilares fundamentales para garantizar la seguridad y el crecimiento del país, así como para la creación de empleos. Cuando se le cuestionó sobre su actitud antes de ser presidente, cuando abogaba por un gobierno gestionado por civiles, el mandatario justificó su decisión de apoyarse en las fuerzas armadas por la necesidad de enfrentar una realidad marcada por la corrupción. Afirmó que estas instituciones no estaban corrompidas y que habían sido una herramienta crucial para combatir la violencia y otros delitos.
El presidente destacó la reducción en algunos delitos federales y secuestros durante su sexenio, pero admitió que la incidencia de homicidios sigue siendo un problema, atribuyéndolo a las bandas criminales creadas durante gobiernos anteriores, especialmente durante el periodo neoliberal. López Obrador afirmó que aunque el Ejército ha tenido errores, estos se deben a decisiones de otros presidentes y no a órdenes de su gobierno. También enfatizó que nunca ordenaría la represión contra el pueblo. Frente al aumento de homicidios en el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto, el presidente subrayó que su administración está comprometida a mantener la tendencia a la baja y evitar que la cifra de asesinatos se dispare en 2024.
